Nov 11, 2008

 

Veinticuatro horas
en la vida de una mujer
Stefan Zweig

Por Miriam Badillo

Tenía pendiente este texto desde los años de secundaria. Leí un fragmento en uno de mis libros de español y me despertó una enorme curiosidad, sin embargo, en los años que siguieron nunca intenté comprarlo o sacarlo de la biblioteca, no sé, era como si sientiera que ese libro no existía en la realidad y perteneciera a alguna fantasía de mi adolescencia, o que sólo existió en la realidad de mi libro de secundaria. El caso es que lo recibí como regalo de mi más reciente cumpleaños. Lo leí en unos cuantos días, reconocí de inmediato el estilo y el lenguaje de esas novelas de principios del XX, contenido, elegante, sugerente, pausado, extenso, sin prisas. De la anécdota pueden derivarse opiniones en cualquier época y lugar, ¿quién no se ha visto envuelto alguna vez en la confusión, el arrebato de un sentimiento desconocido e incontrolable? ¿ quién no se ha visto transformado por un vértigo instantáneo ante la visión de alguien o de algo que nos parece eternamente conocido sin haberlo visto nunca antes? y luego sentirse en la obligación de reflexionarlo a la luz de la propia moralidad y educación. En fin, pues son los temas, entre otros, de que se ocupa esta novelita, el diminutivo se aplica sólo a su esbeltez en páginas, del austriaco Stefan Zweig, quien gustaba mucho escribir, además, variados ensayos y biografías.

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