Jan 13, 2009

 

Siete Novelas (VI entrega)
John Fante


Por Darío Basavilbaso


Mi perro idiota es la más breve novela de Fante pero al mismo tiempo la que sustenta un nuevo enigma, más allá de los paradigmas permanentes que hasta ahora parece que comienzan a agotarse. Fante se describe a si mismo un poco a la manera de La hermandad de la uva (se podría ver como una continuación de esta novela), pero en su historia inmediata. Un escritor, en sus inicios prometedor, su condición actual de guionista de Hollywood -al parecer el origen de gran parte de sus males espirituales- con dificultad para conseguir trabajo, con una vida acomodada que decae rápidamente. Una esposa que es a la vez sostén y obstáculo, hijos incomprensivos e incomprensibles y la llegada de un raro perro vagabundo que genera una aversión en toda la familia menos en el protagonista. Esta novela de alguna manera representa una novedad dentro de la temática a la que nos tiene acostumbrado Fante, igualmente desarrolla un paradigma como son las relaciones familiares, pero ahora del otro lado, no como hijo sino como esposo y padre. El protagonista es un hombre insatisfecho, el cual siente que ninguno de sus hijos ha cubierto las expectativas que tuvo de ellos y de alguna manera comienza a comprender, así, a su propio padre; de igual forma que fantasea con dejarlo todo y largar a Roma en sus momentos de mayor depresión. De a poco el perro es el causante indirecto (con situaciones extravagantes) de que cada uno de los hijos se vaya de la casa. Molise encuentra en esta aparente desintegración familiar una nueva posibilidad de encontrar su camino. Sin embargo parece que el tiempo ha hecho su irreductible labor.

Hemos dicho en algún momento que la narrativa de Fante combina dos aspectos fundamentales que son la historia personal y la autocrítica, es quizá en Mi perro idiota donde Fante desarrolla con más fuerza estas dos cualidades. Por lo tanto la obra de Fante tiene una función catártica .

Ha quedado atrás lo que dijo en su prólogo en Espera la primavera, Bandini: "tengo miedo, no soporto que mi propia obra me desnude". Efectivamente su obra lo desnuda, pero parece no importarle a estas alturas.

El final de la novela, no es como en la mayoría, un eterno retorno, una forma de empezar una nueva, utiliza el final absurdo de otras ocasiones, y este guarda una finísima esencia de decadencia emocional en el protagonista, las ultimas líneas; lo que ha quedado entre él y su esposa el nuevo huésped que acompaña a Idiota. Demuestra que todo se ha perdido.


La apoyé en la almohada, la desnudé y me quedé maravillado ante su blancura y ante el rosa suave de aquellos pezones que me hicieron recordar a las cuatro bocas que habían comido en ellos. Le acaricié el dorado vello del pubis, preguntándome si se lo teñiría. Mía, toda mía. De repente tuve necesidad de poseerla y me desnudé dando tirones a la ropa, y me puse encima de ella con frenesí. Fue una violación, su indefensión me hizo caer en un delirio orgiástico y la penetré con una alegría malvada, descubriendo grietas y hendiduras vírgenes hasta entonces, lo más extasiante que había tenido con ella, y durmió durante todo el acto sin enterarse, y no recordaba nada cuando despertó al día siguiente.



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