Aug 24, 2006

 
Osvaldo Soriano
“EL PENAL MÁS LARGO DEL MUNDO”
En Rebeldes, soñadores y fugitivos
Seix-Barral



Por
Darío Basavilbaso



La primera vez que leí El penal más largo del mundo (Osvaldo Soriano, Mar del Plata 1943-Bs As 1997) tenía veinte años y fue tal mi emoción que declaré que si en mis manos estuviera el acopio de material para una antología de cuento, sin duda aparecería este allí. Un tiempo duró mi entusiasmo, con los años pensé que mi aseveración tal vez era un poco exagerada; con veinte años y más fútbol que libros en mi vida, el exabrupto era perdonable.

El cuento lo volví a leer diez años después, con una precaución innecesaria y un criterio impío a mis gustos adolescentes. El cuento volvió a entusiasmarme, incluso en mi nueva lectura había descubierto algo que mi fervor pretérito no había alcanzado. Me insistí con lo de la antología que fue, quizá, lo único que dije a los veinte y sostuve a los treinta.

El penal más largo del mundo puede ser engañoso a simple vista, como un material fundamental para amantes del fútbol e inaccesible para los que no comparten la pasión. Aquel que lee el cuento exclusivamente por el tema del fútbol comete el mismo error que el que no lo lee por el mismo asunto.
El tema central del cuento es el penal y la situación que se crea en torno a su ejecución. la justicia futbolera con alcances sagrados, un penal define la gloria o el fracaso de forma categórica, el penal es como el amor: siempre está latente cuando se entra al área rival.
En un lugar perdido del valle de Río Negro (lo mas al sur del Sur) el único entretenimiento de esa región es el torneo local de fútbol, los equipos son siempre los mismos pero en el año de 1958 el equipo Estrella Polar( escuadra de media tabla para abajo) comienza a tener una racha de buena suerte la cual resulta un suceso digno de apreciarse, el pueblo entero asiste a los juegos, siempre con la morbosa intención de ver por fin perder al equipo o por lo menos saber, si es posible, por qué ganan. El equipo Estrella Polar extiende su racha más allá de lo pronosticable, llega a la final y se enfrenta a Deportivo Belgrano, -el eterno campeón-, un empate es suficiente para que la realidad vuelva a ser la misma de cada torneo,pero el azar favorable de Estrella Polar llega a niveles sacros y en un momento determinado el equipo de la suerte logra un gol, esto obliga a los de Belgrano buscar el empate más por el lado de la coima que del buen fútbol. El arbitro Herminio Silva, que depende laboralmente de algún accionista de Deportivo Belgrano, no tiene mas remedio que marcar un penal inexistente. La marcación crea una bronca general, el árbitro termina derribado por un cachetazo que le propinó un jugador de Estrella Polar, tiene que entrar la policía, el ejercito, es imposible reanudar el partido, el comité de la liga dictamina: faltaban jugarse veinte segundos a partir de la ejecución del tiro penal y ese match aparte entre Constante Gauna, el shoteador y el gato Díaz al arco, tendría lugar el domingo siguiente, en el mismo estadio a puertas cerradas.
Este suceso levanta una expectativa inédita, uno de los protagonistas, el gato Díaz, portero de Estrella Polar es el centro de atracción durante esos días que dura la inquietante espera. Todo el pueblo quiere ser testigo de la gesta, el gato Díaz, un indio araucano de cabello blanco, de pronto se encuentra con una pequeña, tardía, y efímera posibilidad de gloria, muy doméstica, pero gloria al fin. El gato Díaz esta enamorada de la rubia de Ferreira, la criolla parece que le dará una leve oportunidad al secular amor del indio, si este ataja el penal.
El pueblo entero se vuelca a presenciar el penal, la sanción es ejecutada, parece que el gato conquista la gloria, pero el arbitro (padece epilepsia) cae desmayado mientras el penalti se patea y la regla dice que debe de repetirse.
El ejercicio épico no garantiza el recuerdo, el gato Díaz lo sabe y lo pregona a manera de renuncia en la última línea del cuento.
Soriano relata de forma especial la figura del gato Díaz, visto por un chico de quince años,las hazañas del gato sólo serán parte de una burla general y quedará en el recuerdo la derrota asumida que la vida y el tiempo le propinaron al protagonista.
Osvaldo Soriano es junto con Jorge Luis Borges el escritor argentino cuya obra ha sido llevada en más ocasiones al cine, esto quizá, entre otras particularidades debido a su lenguaje, un lenguaje práctico pero no por eso inerme, lejos de la retórica y el lirismo tan característico de la literatura argentina. La obra de Soriano crea matices poéticos que parecen afortunados accidentes: el viejo, el grandote, que miraba la pelota que tenía entre las manos como si hubiera sacado la sortija de la calesita.
Leer el penal más largo del mundo es una forma altamente recomendable de acercarse a la obra de Osvaldo Soriano.


Comments:
Lenguaje austral, puro sur. No cualquiera me parece.
El soccer, amor infalible. El cuento derrama amarga ternura o al menos así lo imagino, asi me lo haces imaginar.
Shoteador, que linda y reminiscente palabra.
 
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