Apr 11, 2009

 

Siete novelas (última entrega)
John Fante

Por Dario Basavilbaso


Un año antes de su muerte John Fante concluyó la tetralogía de Arturo Bandini con Sueños de Bunker Hill. Más de cuarenta años después de Ask the Dust. Esas cuatro décadas posteriores a sus primeras obras demuestran una sutil decadencia en Fante, las obras que sugieran en esos años son pequeñas variaciones de sus temas capitales; sin embargo, lo que tiene Fante a un año de su muerte es una ceguera total, una doble amputación de piernas producto de la diabetes y un definitivo rencor a su oficio de Hollywood, que será la materia prima novedosa para el desenlace de Bandini.
Lo mismo que su creador, Bandini se convierte en guionista de Hollywood como consecuencia de su talento literario, esta situación más que ser una ventaja es un severo contratiempo, sus ánimos de juventud de a poco van claudicando por la dinámica de los grandes estudios. La crítica al ambiente nocivo y esnobista de Hollywood no termina allí, Fante describe con una maestría súbita a una serie de personajes frívolos y elitistas, destacándose sobre manera la curiosa directora-guionista Velda Van Der Zee, el agente literario Cyril Corn y el colega guionista de Bandini; Edgington. Existe un escritor que en esos años, en que se ambienta la novela, goza de una importante fama en los círculos literarios, Sinclair Lewis, el cual no se salva de una buena dosis de causticidad por parte del protagonista. Lo mismo que en Ask The Dust existe en esta novela una entidad semi-metafísica que sirve de impulso al joven escritor, en esta ocasión es H. L Muller alteración de Arthur Miller. Que funciona de manera muy parecida a a H. L. Mencken.
Bandini obtiene algo de lo que siempre ha carecido; el dinero, pero a costa de su propia alma, de a poco se convierte en una repetición de los personajes que lo rodean. Vuelve a su pueblo en Colorado, su misma postura lo vuelve contra si. Regresa a Los Ángeles y finalmente a la literatura de donde no debió de haber salido nunca.
La historia de amor no falta, tampoco la historia independiente en este caso es una disparatada aventura con un luchador loco de origen italiano.
En el caso de la historia de amor es quizá en esta novela donde Bandini puede llegar más lejos que nunca con su pretendida, sin embargo el fin de esta es el mismo que el de las otros.
La novela representa un canto de cisne en la obra de Fante, como ya vimos la obra decae considerablemente después de Ask The dust. Lo que permite este lujo es el desprecio que le provocó su oficio de guionista y el ambiente del que estaba rodeado. Y entre odiarlos y burlarse de ellos prefirió esto segundo y lo logró con soberbia.

"Y lo demás fue por el estilo. La película estaba tan lejos de mi obra y mis ideas que era asombroso, increíble. Sólo dos veces descubrí expresiones que a lo mejor había escrito yo y que el director no había borrado. La primera se pronunciaba en una escena del principio, cuando el sheriff llegaba a Sin City a toda velocidad y detenía el caballo en la puerta del salón gritando: ¡Sooo! Era mía. Poco después el sheriff salía del salón a zancadas, montaba a caballo y gritaba: ¡Arre! Aquel pasaje también era mío. “Arre” y “Soo”… mi consagración como guionista."

"Atardecía cuando me desperté y encendí la luz. Me sentía mejor, ya no estaba cansado. Fui a la máquina de escribir y me senté. Mi idea era escribir una frase, una sola frase perfecta. Si podía escribir una buena frase podría escribir dos, y si podía escribir dos podría escribir tres, y si podía escribir tres podría escribir eternamente. Pero ¿y si no me salía? ¿y si había perdido todo mi hermoso talento? ¿y si se había consumido entre las llamas de Biff Newhouse al golpearme la nariz o de Helen Brownell muerta para siempre? Tenía diecisiete dólares en la cartera. Diecisiete dólares y el miedo a escribir. Me senté muy tieso ante la máquina y me soplé los dedos. Por favor, Dios mío, por favor Knut Hamsun, no me abandonéis ahora. Me puse a escribir y escribí."


CONCLUSIONES:

Encontré hace unos meses un artículo que apareció en la Jornada Semanal que se llamaba EL INFIERNO DE FANTE, me entusiasmo la idea de leer algo sobre este autor al que profeso una gran admiración. El artículo no era lo que yo esperaba, se trataba de un confuso relato atropellado de su vida y su personalidad. Sin embargo ese texto me ayudo para reflexionar algo breve respecto a Fante: No es un gran escritor, nunca experimentó ni aplicó vanguardias, menos aún fue un autor intelectualizante, la primera función de su literatura fue catártica, padeció desdenes y los padecerá más. Sin embargo, su lugar está en los libreros de los que cometen el pecado de soñar y la enmienda de intentar alcanzarlos. Carajo, salud Fante.








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