Jul 21, 2010

 



Chiquita y Las edades de Lulú
Por Miriam Badillo


Reúno en una sola las reseñas de los dos últimos libros que terminé (ya hace unas semanas) porque si bien son buenos y entretenidos me han hecho recordar que en la literatura las diferencias de calidad, profundidad y alcance de las obras sí existen. La verdad sea dicha con modestia aparte, desde hace un tiempo que sólo leo excelentes textos, de eso me percato ahora.
Chiquita, de Antonio Orlando Rodríguez, forma parte de la lista de ganadores del premio Alfaguara (2008). Lo único que había leído de un tipo similar era el Diablo guardián de Xavier Velasco y compruebo que, como éste, la Chiquita te atrapa y no te suelta hasta que te lo bebes y luego, nada o casi nada. No son textos que te transformen, que te toquen una raíz de verdad profunda. Aprendí muchas cosas de la mano de una mujer, cubana, de excepción (26 pulgadas de estatura y un carácter envidiable): la Independencia de Cuba, la Belle Époque europea, un mundo que se transformaba radical y vertiginosamente en los finales del XIX y los principios del XX. Nada mal, pero nada imprescindible. Por su lado, Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, es un libro de cuya versión fílmica yo tenía noticia y nunca he visto. Aproveché el precio mínimo que tenía en el Remate de libros de este año y lo compré, lo leí en no más de tres o cuatro horas repartidas en tres o cuatro días. Novela erótica, obra ganadora del galardón La sonrisa vertical (de literatura erótica) en España. Una historia que te engancha, algunas implicaciones reflexivas sobre el amor y el sexo, los vínculos sensuales que nos forman en la infancia y que nos persiguen largo tiempo si no es que siempre. Me di cuenta que una obra concebida para entrar en la camisa específica de la literatura erótica puede tener limitaciones insalvables de origen.
En fin, para entretenerse, vale y no es poca cosa, todo lo contrario.

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