Aug 8, 2007

 



Vértigo de W.G. Sebald





Por Miriam Badillo



El melancólico autor alemán muerto en accidente automovilístico nos ofrece cuatro pétalos solitarios de la flor de la Historia Íntima, su obsesión más grande. Reconstruir el pasado que en nuestros recuerdos adquiere un matiz de irrealidad, de incomprensibilidad, de delirio es su propósito. Los recuerdos que subsisten en nuestros sueños y en nuestras manías, en fotografías y objetos que son testimonio de hechos de los que fuimos parte y que en el presente nos parecen casi imposibles.
Sebald, fiel a sus empeños, sigue el rastro de la historia de personajes anónimos cuya huella es tan leve que está condenada a la desaparición si nadie se ocupa de ella. La geografía del norte italiano es el escenario principal que Sebald recorre frenéticamente (a pie, en trenes, en autobuses, en barcas) en busca de las pistas de sus personajes y, aún, de sus propios recuerdos.
El texto está salpicado de fotografías y de reproducciones de pequeños fragmentos de la vida material rescatados del olvido para dar testimonio de la existencia de almas, dispersas en el tiempo, en extremo sensibles, solitarias, semejantes a la propia naturaleza del autor alemán quien como último pétalo de esta flor de su melancolía nos cuenta su propio ritorno in patria, su vuelta a la tierra donde pasó la infancia, un pueblo perdido y casi infranqueable de la provincia alemana, la recuperación de su historia, los fantasmas confrontados con el recuerdo que de ellos tenía. Recuerdos nítidos a veces, borrosos y mal enfocados en otras, pero siempre presentes en su pensamiento, y en su vida en Inglaterra, como parte de un mundo casi demente, el mundo del pasado que es esa materia misteriosa que simplemente ya no existe. Sebald intenta, con su viaje delirante, probarse a si mismo que su pasado existió verdaderamente, que hay rastros y huellas, y que el mismo existió alguna vez en esa geografía de la Alemania profunda.


W.G. Sebald
Vértigo
Debate, España, 2003

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