Nov 3, 2006
Fante, John
Pregúntale al polvo
Anagrama, España,2001
Por Miriam Badillo
Pregúntale al polvo
Anagrama, España,2001
Por Miriam Badillo
De entrada lo primero que se me ocurre decir respecto a este librito amarillo es que se lee con vicio de principio a fin, sin respiro, como siempre me ha ocurrido con Fante. Reconozco y saboreo de inmediato su fluidez, su vitalidad, su chispa. Me enredo en la gama de sentimientos confusos que azotan a sus personajes, sentimientos que van de la más absoluta vulgaridad a lo más sublime pasando por la suave brisa de la ironía y el humor negro.
Conozco los temas de Fante, sus obsesiones (los avatares del escritor en ciernes, la religión, el binomio amor-sexo, etc.) y sin embargo, no me cansan en lo más mínimo, cada novela es distinta a pesar de que en ellas se reproduzcan personajes, situaciones o ideas porque el ingenio y la brillantez que despliega en sus historias es inagotable. Su prosa, combinación de exquisitez, elegancia, originalidad liadas con sencillez le dan una enorme vitalidad y actualidad a sus novelas renovándolas en sus semejanza.
Me gustaría mencionar que si bien Charles Bukowski se considera como el heredero más legítimo del estilo de Fante, debo decir que para mí los alcances de ambos escritores norteamericanos son muy distintos en cuanto a las profundidades lingüísticas y temáticas. La poesía narrativa de Fante, los golpes de belleza sublime con que cincela sus descripciones siempre lo han plantado frente a mis ojos como un tanto superior respecto al maravilloso viejo indecente Bukowski, el gran Hank. Aún cuando sé que se trata de dos valores literarios distintos y de calidad innegable, pero en gustos se rompen géneros y chacun a ses goûts.
Respecto a este libro en particular puedo adelantar que las tribulaciones del alter ego de Fante, Arturo Bandini, protagonista indiscutible de la mayoría de sus novelas, los desvarios de la chicana Camila y el contexto de la monstruosa y seductora ciudad de los Ángeles los fascinaran o por lo menos los harán reír no sin cierto dejo de amargura.
Reconozco y disfruto todas las virtudes de Fante, sin embargo a veces tengo la intuición de que se trata de uno de esos autores que uno debe beberse de un solo y largo trago y tal vez dejar atrás, pero no estoy segura en lo absoluto.
